Tratamiento de agua avanzado

Existen diversas aplicaciones en las que es necesario un tratamiento de agua adicional además del tratamiento primario y secundario para eliminar niveles altos de productos químicos artificiales y otra contaminación. 

Si no se tratan, los procesadores no solo no pueden reutilizar el agua, sino que tampoco pueden descargarla de manera segura y rentable. Los procesadores se exponen al riesgo de tener implicaciones legales y de reputación por el desecho poco seguro o incurrir en grandes costos para el desecho responsable.  Eso significa, en el caso de contaminantes muy resistentes, que el tratamiento de agua avanzado puede ser el único método para hacer que los materiales sean seguros para el desecho o la reutilización.

Las soluciones de tratamiento de agua avanzado de CDE son aptas para el acondicionamiento de un proceso existente o como parte de nuestras soluciones holísticas de tratamiento de residuos que abarcan sistemas de limpieza primarios, secundarios y terciarios.

Los equipos de CDE permiten que el agua del proceso se limpie químicamente para la reutilización o la descarga segura, sin el temor de dañar el medioambiente, a las personas o los animales. La posibilidad de reutilizar el agua no solo reduce de manera sustancial los costos del agua, sino que también es la forma más ecológica de procesar residuos, con lo cual se ofrece a nuestros clientes una ventaja competitiva.

Nuestros diseñadores trabajan con una filosofía de cocreación, por lo que, para diseñar nuestras soluciones, siempre tenemos en mente los requisitos de materiales y del sitio de nuestros clientes. 

Las soluciones de tratamiento de agua avanzado de CDE están diseñadas específicamente en torno a los elementos contaminantes presentes en los residuos y, por lo tanto, los residuos del proceso utilizados para limpiar los productos residuales.

Los siguientes son algunos de los elementos contaminantes que producen dificultades y que abordamos:

• Partículas pequeñas como gravilla, cieno y otra materia orgánica.
• Productos químicos orgánicos como sulfuro de hidrógeno o cloro que tienen olores y sabores desagradables.
• Metales pesados disueltos específicos.
• Hidrocarburos aromáticos policíclicos.
• Bifenilos policlorados.
• Productos químicos artificiales y pesticidas.